En el esplendoroso septiembre de este año, con la gracia del tiempo a mi favor, decidí visitar a mi musa de las alturas (las torres). Partí de la oficina temprano, sugiriendo a mi amada polola que me dirigiría al gimnasio, otorgándome así un margen de tiempo. Al abandonar las torres con una sonrisa amplia, percibí la incongruencia de regresar a casa vestido con camisa y corbata, cuando se suponía que provenía del gimnasio. Con astucia, comuniqué a mi encantadora musa regalona mi deseo de cambiar mi indumentaria a algo más casual que llevaba en mi bolso. Gentilmente accedió, y emerjo nuevamente de las torres vestido con informalidad, esforzándome por exhibir la apariencia de haber concluido una sesión de ejercicio, incluso me aseguré de que mi cabello no estuviera completamente seco para mayor autenticidad. Incluso le envié un mensaje a mi pareja por WhatsApp: "Suficiente máquina de trote por hoy corazon".
A mi retorno al hogar, mi amada no se encontraba. Tras infructuosos intentos de contacto, un amigo me revela que mi pareja había venido en busca de mí al gym, y él, en su imprudente loquacidad, afirmó que no me había visto ese día, que no había ido al gym y que yo le había comentado que tenía una cita. Este inoportunio avivó mi malestar y me instigó a reflexionar sobre una explicación plausible (y me dieron ganas de darle un combo en el hocico por hocicon). Tras 10 minutos de aguda meditación, mi ingenio no logró concebir una excusa. Dada la naturaleza poco afable de mi amada, al regresar, me recibió con una lluvia de xuxadas. Inventé que había visitado a un amigo y que utilizamos el gimnasio de su edificio porque quedaba más cerca. Mi versión no halló crédito en mi polola. Ella se acordó innumerables veces de mi madre

Para agravar la situación, descubrió una discrepancia de 200 mil en mi cuenta bancaria ese día. Desde entonces, en cada discusión con mi polola, resuena en sus palabras la sugerencia de visitar a mi ficticio amigo del gimnasio y me dice "anda a ver a tu amigo del gym y pregúntale por sus adicionales ctm".
Tal es mi triste narración.