Tentador
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Estimados caballeros,
Déjenme contarles sobre Anita, una experiencia que no se pueden perder. Desde el primer mensaje, su simpatía y su manera de manejar la situación te atrapan. Aunque al principio quiso que la cita fuera en su lugar, logré convencerla de venir al mío, y cada palabra invertida en la negociación valió la pena.
Cuando la vi en el “Templo del Placer”, todo cambió. Anita llevaba una falda larga y rosada que tocaba el suelo, combinada con unos tacos negros que estilizaron su figura. Su caminar era pura confianza, y cada movimiento tenía un toque de provocación que te hacía imposible mirarla sin imaginar más. Al abrirle la puerta del auto, subió con una gracia única, dejando su pierna al descubierto a través de la abertura del vestido, una muestra calculada de tentación que me hizo pensar: “Esto será inolvidable.”
Al subirme al auto, ahí estaban sus ojos. Celestes, con tonos verdes, esos ojos no solo te miraban, te desafiaban. No pude resistirlo mucho tiempo. Anita se inclinó y me besó con pasión. Sus labios carnosos eran todo lo que había imaginado, y cuando nuestras lenguas se encontraron, fue pura magia. Durante el trayecto, ella no dejó de coquetear, lanzándome miradas y sonrisas que calentaban aún más el ambiente. Su mano, a veces, rozaba la mía de manera aparentemente casual, pero con un propósito claro: encender el momento.
Cuando llegamos al estacionamiento, la espera se volvió insostenible. Anita y yo no pudimos aguantar más, y ahí, entre risas y besos apasionados, hubo un poco de jugueteo. Fue algo breve, pero suficiente para que la tensión aumentara al máximo. Cualquiera que nos hubiera visto habría captado el fuego entre nosotros, pero en ese momento, todo lo demás dejó de importar.
Al entrar al ascensor, Anita no perdió su picardía. Se acercó peligrosamente, jugando con esa mezcla de provocación y deseo que hacía imposible ignorarla. Aunque intenté mantener un poco de distancia por las cámaras, no podía dejar de responder a su juego. Su risa suave y esa forma de morderse los labios me dejaron completamente a su merced.
Cuando finalmente entramos al departamento, todo fluyó con una intensidad única. Anita es el equilibrio perfecto entre simpatía, sensualidad y pasión. Su cuerpo, sus curvas, y sobre todo, esos labios, hacen que el momento sea inolvidable. Si tienen la oportunidad, caballeros, no lo duden: Anita es una tentación que vale la pena.
Cuando la vi en el “Templo del Placer”, todo cambió. Anita llevaba una falda larga y rosada que tocaba el suelo, combinada con unos tacos negros que estilizaron su figura. Su caminar era pura confianza, y cada movimiento tenía un toque de provocación que te hacía imposible mirarla sin imaginar más. Al abrirle la puerta del auto, subió con una gracia única, dejando su pierna al descubierto a través de la abertura del vestido, una muestra calculada de tentación que me hizo pensar: “Esto será inolvidable.”
Al subirme al auto, ahí estaban sus ojos. Celestes, con tonos verdes, esos ojos no solo te miraban, te desafiaban. No pude resistirlo mucho tiempo. Anita se inclinó y me besó con pasión. Sus labios carnosos eran todo lo que había imaginado, y cuando nuestras lenguas se encontraron, fue pura magia. Durante el trayecto, ella no dejó de coquetear, lanzándome miradas y sonrisas que calentaban aún más el ambiente. Su mano, a veces, rozaba la mía de manera aparentemente casual, pero con un propósito claro: encender el momento.
Cuando llegamos al estacionamiento, la espera se volvió insostenible. Anita y yo no pudimos aguantar más, y ahí, entre risas y besos apasionados, hubo un poco de jugueteo. Fue algo breve, pero suficiente para que la tensión aumentara al máximo. Cualquiera que nos hubiera visto habría captado el fuego entre nosotros, pero en ese momento, todo lo demás dejó de importar.
Al entrar al ascensor, Anita no perdió su picardía. Se acercó peligrosamente, jugando con esa mezcla de provocación y deseo que hacía imposible ignorarla. Aunque intenté mantener un poco de distancia por las cámaras, no podía dejar de responder a su juego. Su risa suave y esa forma de morderse los labios me dejaron completamente a su merced.
Cuando finalmente entramos al departamento, todo fluyó con una intensidad única. Anita es el equilibrio perfecto entre simpatía, sensualidad y pasión. Su cuerpo, sus curvas, y sobre todo, esos labios, hacen que el momento sea inolvidable. Si tienen la oportunidad, caballeros, no lo duden: Anita es una tentación que vale la pena.
Forma de contacto: 10, Rápida para contestar y concretar. Ademas de su tono sexy para hablar
Instalaciones: 1000, De Lujo! por que era MI departamento
Higiene: 10, Impecable. Nada que decir 10 de 10
Rostro: 10, tiene esa carita de santa..... pero con la maldad necesaria.
Besos: 10, Besos húmedos muy ricos, con harta lengua
Cuerpo: 9 su cola y su cuerpo delgado hace que sea bien maniobrable
Cola: 9, Cola adecuado para su cuerpo y lo lleva muuuuy bien
Oral: 9, Buen bue oral.. harta saliva y bien apasionado.,,,S/P ... y mirar esos ojitos de gata no tiene precio
Flor: N/A, No se me dio el tiempo y la oportunidad. Pero para la próxima la tendré que probar
Pélvicos: , 10 .. .le pone talento
Anal: N/A,
Duración: 10, Más de la hora, relajada peor siempre hay que respetar
Implicación: 10, entregada y esmerada, como si fuera su novio
Tarifas: 10, Vale lo que cobra, u
Valoración Total: Le pongo un 9, un encuentro para no olvidar,
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